ESCUELA DE ESCRITORES - LA ESCRITURA DESATADA - EJERCICIO NO. 7 - CORAZON DE PLOMO


Escuela de escritores
Ejercicio no. 7 - Transformación de fábulas "El soldadito de plomo"
Andres Jesus Mena Gallego


CORAZON DE PLOMO



John Lead era el mejor asesino a sueldo de Nueva York. Al menos lo era hasta el "incidente de fuego". Tanto él como sus otros cuarenta compañeros fueron "heredados" por Joe Risco cuando éste mató al más grande capo de la ciudad. John pasó a ser la mano derecha de Joe. Los dos se entendían, perfectamente, pero John tenía un rasgo que lo diferenciaba de los otros gangsters. Medía un metro cuarenta y dos centímetros. Su estatura, sin embargo, no le impidió acercarse a la hija de Joe, Carla, que encontraba sus relatos sobre asaltos y ajustes de cuentas completamente fascinantes. Bueno, eso y sus grandes ojos verdes. Pero esas historias no sólo la atrajeron a ella. Había más oídos, ávidos de buenas historias y, sobre todo, confesiones. Así, una boca le dijo a otra boca que a su vez habló con otra hasta llegar a una oreja de alguien que vivía en un inmenso bloque de pisos vacío donde nadie le molestaba. Al parecer, el asunto de John le molestó, al punto de que le hizo salir de su aislamiento. No podía soportar que nadie tocara a Carla, su ambición. El "tortuga" tenía que idear una forma de hacer desaparecer a John.


Para John, era un "trabajo" sencillo. Tan sólo tenía que pegarle un tiro a un desgraciado desde la ventana de una cámara en el puerto. Se plantó allí, abrió la maleta, sacó el arma, lo apoyó en el alfeizar, le puso la mira telescópica, se besó el corazón de plomo que le había regalado Carla y apuntó. Justo donde tendría que haber estado el desgraciado, había un cartel con un gigantesco ¡¡¡BOOM!!!. Así fue como John comprendió que iba a volar por los aires. Lo último que vio fue una columna de fuego y después, una oscuridad húmeda lo envolvió.


Su cuerpo apareció delante del muelle donde se apilaban los parroquianos de "El pez volador". Al verlo flotar, lo sacaron y lo metieron dentro del local. Alguien llamó a la policía. El inspector Market dio la orden de llevarlo al hospital. Afortunadamente para John, su incidente no había resultado inadvertido para la "banda" y una de tantas actrices/asesinas profesionales a saldo de Joe, lo identificó. Lo hizo pasar por su hermano, el que tenía problemas de alcohol y amnesia. Shirley, su "hermana", se lo llevó cuando le dieron el alta, no sin que Market arqueara una ceja al verlos marcharse.


De vuelta en el cuartel general, Joe recibió a John con todos los honores. Fue como si el hijo pródigo volviera a casa. En su honor, invitó a todos sus compañeros, incluido el "tortuga", a un banquete en su propia mansión. A la comida siguieron brindis en el cuarto de estar, con copas de balón repletas de brandy. Todo ello, al calor de la chimenea que gobernaba la sala. Terminados los hurras, los invitados se dirigieron a la piscina al aire libre para apurar sus copas y sus conversaciones. Todos menos dos: Carla y John. Se desplazaron hacia la habitación con el hogar. El "tortuga" y Shirley los siguieron de cerca.


Al llegar a la chimenea, los dos perseguidores no hallaron a nadie. Lo único que encontraron fue aquel corazón de plomo que otrora colgara del cuello de John. Estaba entre las brasas. De repente, dos golpes de dos frías culatas los llevó a visitar a Morfeo. Para cuando la fiesta terminó, dos de los soldados de Joe estaban reducidos a un amasijo informe de carne quemada. Sólo podía reconocerse la forma del corazón entre toda aquella humareda. Los dos amantes eran por fin libres.

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