SUPERMANES




SUPERMANES
Este post está dedicado a mi amigo Calvo.
Hace poco me metí en esa marabunta de precios y productos de catálogo que es Amazon para buscarle un chándal de Superman a mi sobrino Kike. Ardua tarea, la verdad. Creí que encontraría mucha más variedad pero había dos o tres modelos que podían llegar para su cumpleaños (el 5 de Septiembre), así que tuve que hablarlo con mi hermana a prisa y corriendo para encargarlo cuanto antes pues tiene que venir de Japón.


A la misma altura que esta búsqueda, concretamente cuando localicé el chándal japonés (podéis verlo aquí), intercambié un par o tres de mensajillos con un amigo (en monosílabo, a mi pesar) y cuando le conté del objeto que estaba buscando, le cambió el tono de la conversación, incluso llegando a bendecir tal empresa. No puedo negar que me resultó curiosa esta devoción por Superman (pero tengo que decir que yo soy el primero al que le gustan los superhéroes, de hecho ayer vi Suicide Squad).
Hablando de superhéroes, ¿qué tiene Superman de especial que lo diferencia del resto?. Buena pregunta. La mayoría de las veces los personajes que vemos en las películas de Marvel o DC comics, suelen ser de base humana que han sufrido accidentes o mutaciones que les han conferido superpoderes como el sentido arácnido (Spiderman), la capacidad de incrementar su fuerza hasta límites insospechados (La masa) o incluso han hecho experimentos con ellos y se desmadró la cosa (por ejemplo, Deadpool o Lobezno) pero con nuestro protagonista no ocurre esto. Es un extraterrestre (que se nos parece horrores) que tiene un montón de poderes sobrehumanos e incluso un nombre en su propia lengua (Kal-el, en kryptoniano), aunque aquí le conocemos por Clark Kent. Esta es una de las diferencias pero hay otra mucho más sublime y que hace que le guste a todos (o casi) los niños: vuela. Es capaz de surcar los cielos.
¿Por qué es tan importante surcar los cielos? Esto es en mi opinión más sencillo de entender. Si le preguntásemos a una persona que adulta que simboliza Superman para él/ella, muchas de las respuestas estarían encaminadas al valor universal de la justicia, es decir, a su concepto más puro sin entender de raza ni partido ni nacimiento. Sin embargo, un niño diría que vuela. Curioso. Curiosa esa separación que demuestra hasta donde llega el condicionamiento que sufrimos hasta hacernos adultos y que nos separa de lo que realmente somos o como sentimos. Es importante volar porque implica la ausencia de asimilación y por tanto, la libertad.
Me parece importante también hablar de este condicionamiento porque en entre los muchos conceptos que debemos asumir cuando nos hacemos adultos está el de la guerra. La guerra es necesaria y está totalmente justificada. Ese es el mensaje que nos mandan cuando ocurre. Unas veces es justa por cuestiones estratégicas, otras lo es por evitar posibles catástrofes, en ocasiones para defender el país de una invasión o incluso porque supondría la recuperación de un lugar santo o vaya usted a saber qué, pero....siempre está justificada.
Bien, pues no. No está justificada. De repente, la realidad nos muestra exactamente lo que está pasando. El condicionamiento no funciona. De repente, aparece la fotografía de un niño de cinco años, superviviente de un bombardeo en Alepo (Siria), con cara de no entender absolutamente nada de lo que ocurre porque para él, una operación orquestada a múltiples bandas donde hoy te aniquila uno y al día siguiente otro, con idas y vueltas, con ofensivas y contraofensivas, con violaciones, ejecuciones y demás mierdas de la guerra, no es comprensible. Él, sin entender, nos muestra el camino.
Seamos más Supermanes.
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