CORRUPCIÓN

Corrupción




Lo es todo.


Uno tiene un umbral para todo, el dolor, el sufrimiento y la corrupción, por supuesto. La cuestión es por qué o por quien nos corrompemos, cuáles son las razones detrás de la corrupción de uno mismo.


Lo más común es el dinero. Quizás porque es lo más mundano, aquello con lo que más estamos en contacto, de lo que más hablamos, el concepto más socorrido. Sin embargo, Underwood, en House of cards, se encarga desde el primer minuto en aclararnos la diferencia entre dinero y poder. Nosotros, los pobres, nos corrompemos por dinero; los ricos, que ya lo tienen se corrompen por poder. ¿Por qué? Porque pueden. Y que conste que esto no es una crítica a que caigamos en esta trampa. 


En el fondo, pocas cosas tienen una importancia cósmica en esta vida (¿la familia, los amigos?), porque nosotros al nivel del universo no dejamos de ser otra pequeña anomalía, en algún planeta lejano, de un sistema de extrarradio, que está en el extremo de una galaxia, que Dios sepa dónde está. Como decía mi profesor de Química Física, Don Francisco Sánchez Burgos (reverencia), vaya a saber usted. De esta forma, la corrupción dejaría de ser una acción (o causa) y pasaría a la definición de deporte, como así nos quieren hacer creer, por el simple hecho de practicarla cuando no tenemos nada mejor que hacer.


A mi me cuesta mucho. Me corrompo con las pequeñas cosas de diario, cuando digo mentiras piadosas o paso por alto la verdad para no herir(me) u obvio mi verdadera opinión acerca de algo por no encontrar oposición y/o cabrear al personal. Me siento bastante inútil, en el último caso. Pero dicho esto, para las grandes cosas, un ascenso, ganar una morterada de dinero, traer más clientes a la empresa, me cuesta, sobre todo por la cuestión de que la única persona con la que voy a convivir de aquí a que la palme, seré yo mismo y soy de natural, obsesivo. Esto no me va a llevar a ningún lugar positivo. Ojalá tuviera la capacidad que tienen ciertos individuos que he conocido, a lo largo de mi experiencia profesional, pero ya digo, es que no creo que pudiera mirarme al espejo. Hay un tapón, una valla, un obstáculo, que me lo impide y cada vez, me siento más consciente de mis propias decisiones, lo cual no ayuda.


Lo que peor llevo es la pretensión. No me importa que me pasen por la izquierda o por la derecha (en serio) o que me superen en conocimientos o habilidades, hay gente que tiene menos limitaciones o más fortalezas que yo, así de simple y eso hay que aceptarlo. Lo que no me gusta, es esa gente que te adelanta, utilizando buenas o malas artes, lo que sea, únicamente para después volverse y decirte (recordarte) que es mejor que tú, por el simple hecho de tener una posición (ajá) mas alta que tu dentro de la empresa. La culpa la tengo yo, en concreto mi ego. 


Pero esa es otra historia.

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